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martes, 17 de septiembre de 2013

CAÑAL EN FLOR

    Eran mares los cañales
que yo contemplaba un día
(mi barca de fantasía
bogaba sobre esos mares).

    El cañal no se enguirnalda
como los mares, de espumas,
sus flores más bien son plumas
sobre espadas de esmeralda...

    Los vientos —niños perversos—
bajan desde las montañas,
y se oyen entre las cañas
como deshojando versos…

    Mientras el hombre es infiel,
tan buenos son los cañales,
porque teniendo puñales,
se dejan robar la miel!

    Y qué triste la molienda
aunque vuele por la hacienda
de la alegría el tropel,
porque destrozan entrañas
los trapiches, y las cañas...
¡vierten lágrimas de miel!

martes, 10 de septiembre de 2013

LA ESTRELLA EN EL RIO...

    Hora quieta. Ya torna a la salvaje
quietud del nido, el pájaro furtivo;
y allá por el ocaso de oro vivo,
la barca de la luz emprende el viaje...

    ¡Qué dorada penumbra en el paisaje!
y qué triste el mirar del buey esquivo...
Y qué lindo lo azul que está cautivo
entre el marco de rosas del celaje...

    ¡Qué regalada sencillez de vida!
Cómo se siente el alma recogida
a la caricia de la tarde que arde...

    ¡Y cuál se alumbra el pensamiento mío,
cuando en el lecho de cristal del río
miro temblar la estrella de la tarde!

martes, 3 de septiembre de 2013

LA CASITA BLANCA

    Si cuando la luna la empieza a besar
es una paloma queriendo volar
la casita aquella, tan pobre, tan blanca,
que como un gran lirio nimba la barranca...

     Y no hay en el valle blancura ninguna
como esa blancura bañada de luna...
En la madrugada de albo terciopelo,
el que va subiendo, camino del cielo
parece que fuera subiendo...

    Porque está muy alta la casita aquella:
tan alta, tan alta... que al salir la huella
de la mañanita, cualquiera diría
que tras la casita va saliendo el día...

    Yo estuve allá arriba: me llevó el anhelo
de hallarme mas cerca.., más cerca del cielo...

martes, 27 de agosto de 2013

MAÑANITAS EN LOS CERROS

    Es el mes de las lluvias, y por este
motivo, la tierra viste un traje
de tupido verdor, y entre el ramaje
se ve un poquito menos lo celeste.

    La casuca de campo está más blanca
bajo la blanca lumbre mañanera.
Ha crujido un bambú. La enredadera
está besando cielo en la barranca.

    “Besando cielo”, dije, y no he mentido,
porque en toda hondonada silenciosa,
un poco de agua azul no es otra cosa
que un cielito entre flores escondido...

    Se hace frescura el viento campesino
en el sendero angosto
¡Cómo se ve que Agosto
acaba de pasar por el camino!

    Hemos andado mucho, y todavía
no se acaba el sendero;
¡pero gracias al último aguacero
ha amanecido tan amable el día!

    De la paz de los ranchos unos perros
                                            me salen a mirar...
Se me recoge el alma al penetrar
al silencio oloroso de los cerros.

    ¡Olor, olor a monte, a valle, a loma!
¡Cuánta canción de amor me trae el viento!
¡Ya en mi oído no cabe tanto acento!
¡Ya no cabe en mi pecho tanto aroma!

martes, 20 de agosto de 2013

CAMINO DE LA QUEBRADA

    “Qu”ialumbre en el camino algún lucero
pues agora vendrá de la quebrada
mi negra, tan fresquita y perjumada
asma como el aire mañanero”.

     Clama una voz, en medio del sendero;
abajo, entre el rumor de la cañada,
gime el agua, y su queja desmayada
se pierde en el silencio montañero...

    Y ella aparece, en la cabeza el tol
y en el talle el rebozo tornasol
que él le mercó en el día de su santo...

    Y sus sombras se juntan y las huellas
surgen del día, y como por encanto,
se borran, poco a poco, las estrellas...

miércoles, 7 de agosto de 2013

RETORNO


     Retornan los labriegos enfiestados
luciendo —pintorescos-— sus cotones
de manta y sus ceñidos pantalones
en pozas de cristal recién lavados...

     Marchan con sus machetes envainados,
pendientes de curtidos cinturones
mientras sobre los hombros fortachones
llevan alforjas llenas de comprados.

     Bajo el atardecer de tenues lampos
—sin llevar ni zapatos ni chaquetas-
retornan los labriegos a sus campos.

     Y lejos, en la vía rusticana,
se pierde la sencilla caravana
entre una polvareda de carretas...

martes, 30 de julio de 2013

LOS POTROS

      Ya se acercan los potros; raudamente precisa
el grupo sus contornos de estética salvaje;
entre el pálido rosa del lánguido paisaje
corren desenfrenados, a la par de la brisa.

      Los potros ya se acercan; mas lo hacen tan aprisa,
que parece volaran sobre el quieto paraje;
desplázanse los cascos en fantástico viaje
atrás dejando chozas de silueta imprecisa...

      Huracanadamente por los llanos nativos,
van devorando leguas los potros fugitivos,
por burlar los afanes del inútil seguimiento;

     como una sombra alada pasan ante nosotros,
y los recios gañanes, en fuga tras los potros,
describen con los lazos rúbricas en el viento...

martes, 18 de junio de 2013

ACUARELA SALVAJE

Es el toro. Tan negro, que causa la impresión
de una bella escultura cincelada en carbón.

Sobre el repecho yergue su indómita arrogancia,
mientras todo un boscaje le rinde su fragancia...

Se oye una algarabía de urracas y de loros
en la tarde (princesa que se desmaya entre oros).

Entre policromías y entre bellezas tantas,
todo el bosque es murmullos, todo el bosque es
                                                                           gargantas...

En los bejucos saltan pájaros de áureas colas,
y la charca se amansa, dormida, entre corolas.

Sobre la flor que aroma, sueña la flor que vuela:
tal es la mariposa que está sobre la umbela.

El del repecho mueve de pronto su figura:
Sus ojos son relámpagos en una noche oscura...

¿Algo espera? ¡Algo espera! Lo dice su mirada
que en lo negro fulgura como una llamarada...

Ruido como de un trote se oye lejano, sordo...
De los guayabos vuelan dos palomas y un tordo...

Vuélvese el del repecho. Sobre el negro testuz,
pone un fulgor sangriento la moribunda luz.

Por fin, entre malezas tupidas y apretadas,
despuntan cuatro cuernos, que es decir cuatro espadas…

Avanza una pareja:
es un toro con manchas y una vaca bermeja...

El del repecho embiste con ímpetu salvaje.
Un gran fragor de cuernos emociona el paraje...

Cornadas por cornadas, bramidos por bramidos...
Todo el bosque es silencio. Todo el bosque es oídos...

No ceden hasta que uno dóblase en el repecho...
¡Un gran clavel sangriento le condecora el pecho!

El negro toro yergue su victoriosa testa,
y resoplando baja la pedregosa cuesta.

Entre un claro de cielo del boscaje sonoro,
la “chiltota” atraviesa como un vislumbre de oro...

Un eco de canciones en el silencio vaga...
Un arrebol lejano sobre el charco se apaga...

Alfredo Espino - Jícaras Tristes: Auras del Bohío

sábado, 24 de noviembre de 2012

LA CRUZ



Las gentes lo vieron callado y sombrío…
Camino del río las gentes lo vieron…
Más tarde unas manos cristianas pusieron
una cruz de cedro muy cerca del río…

Era el corralero que fue en busca de ella,
y cerca del río se halló a su rival,
y como los dos la querían igual,
vino la querella…

Pobre Juan Antonio… Pobre la abuelita…
Ahora, en el rancho, non hay nadie que aguarde:
la santa abuelita se fue con la tarde…
Eran sus consejos como agua bendita…

Hoy – por el camino desolado y ancho-,
pasan en silencio las horas de invierno…
Y ronda la noche, con su duelo eterno,
como un perro negro, delante del rancho…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

jueves, 22 de noviembre de 2012

MADRUGADA



Amaneciendo… lejos aletea
el gallo melancólico… Una franja
de suave rosicler y de naranja
se inicia sobre el cerro de la aldea…

En las turgentes lomas cabecea
la grácil arboleda de la granja
y una senda, al saltar de piedra en zanja
la hacendosa carrera bambolea…

El campo se despierta. ¡Cómo brinca
la alegría en los patios de la finca,
entre una algarabía de terneros!

Todo bajo luz de los paisajes,
cuando van despertando los boscajes
con su alegre clarín los clarineros…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

martes, 20 de noviembre de 2012

A UN VOLCAN DE MI TIERRUCA



Sobre tu cumbre miro iluminados
los últimos rubores del poniente,
como si hicieras repentinamente
una erupción de petalos rosados…

Eres jarrón azul que tienes por
tapete la llanura en que reposas;
la mano del Señor te ha dado rosas
en las que en vez de aromas hay fulgor…

Siempre vives fingiendo a mis delirios,
mientas pasan las horas silenciosas,
si has celajes, un búcaro de rosas,
y si hay estrellas, un jarrón de lirios…

Más, cuando el fuego de tu entraña expeles,
y deshojas lumínicos botones,
 y saltan de tu boca a borbotones,
cien ríos de fantásticos claveles,

entonces finge tu belleza suma,
no un jarrón sosteniendo una corola,
sino una trágica e inmensa ola
que se corona de sangrienta espuma…

porque me asalta la visión umbría
de tu lava que campos vestiría
con un vasto jardín de flores negras…

Así te quiero: la paz, con infinitas
estrellas sobre ti, dando a mi mente
la ilusión de que has hecho de repente,
una blanca erupción de margaritas…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

domingo, 18 de noviembre de 2012

ARBOL DE FUEGO


Arbol de Fuego -  Maquilishuat

Son tan vivos los rubores
de tus flores, raro amigo,
que yo a tus flores les digo:
“corazones hechos flores”.

Y a pensar a veces llego:
si este árbol labios se hiciera…
¡ah, cuánto beso naciera
de tantos labios de fuego…!

Amigo: qué lindos trajes
te ha regalado el Señor;
te prefirió con su amor.
vistiéndote de celajes…

Qué bueno el cielo contigo,
árbol de la tierra mía…
Con el alma te bendigo,
porque me das tu poesía…

Bajo un jardín de celajes,
al verte estuve creyendo
que ya el sol se estaba hundiendo
adentro de tus ramajes…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

viernes, 16 de noviembre de 2012

ROPA BLANCA



En el umbral del rancho está María;
las sombras de sus ojos son rivales
de esas sombras que dan los cafetales
cuando se empieza a adormecer el día…

Es muchacha que sueña y desvaría,
si se le habla del mozo de los chales,
y desgrana el maíz en delantales
y aroma con amor la cercanía…

Cuando en el río tiende ropa blanca
-junto a ala poza que la linfa estanca-
al amor de la luna del bohío,

finge la ropa blanca, desde lomas
vecinas, una banda de palomas
picoteando luceros en el río…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

miércoles, 14 de noviembre de 2012

EL RETORNO



Soporosa es la tarde. Junto al estrecho aprisco
sestean los ganados. La vaca, zahareña,
muge tranquilamente, mientras sopla la peña,
la agridulce nariz del buen ternero arisco…

Colúmbrase, entre zarzas, el caldeado risco
tras el que da el amate su nota lugareña.
Un ponentino sol, indeciso diseña
sobre el nácar del cielo, su ensangrentado disco.

En el largo camino polvoroso y solitario
se esparce largamente la voz del campanario.
Y el murmullo del bosque y el rebramar del toro.

Y al nativo regazo de las silvestres chozas
retornan de la fuente las insinuantes mozas
desgranando en el aire sus cantilenas de oro.

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

lunes, 12 de noviembre de 2012

AL ENTREABRIRSE LA FLOR DEL COYOL



Siento una vaga ternura infantil
cuando al frescor de las humadas huertas
sus indecibles plegarias inciertas
lloran las dulces cigarras de abril.

Trémulos llantos que el aura sutil
lleva en sus alas, igual que a hojas muertas
hacia las blandas llanuras abiertas
bajo los cielos de rosa y de añil…

¡Oh!, las cantoras del riente bohío,
que sus ternezas aduermen al río
al entreabrirse la flor del coyol…

Y en sus cantares suspiran y lloran
entre los claros boscajes que doran
las melancólicas puestas del sol…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

jueves, 1 de noviembre de 2012

PLOMBAGINA



Claroscuro, ¡canta el río!
¿Cómo viene tan jugando?
¡Y las hojas con rocío
son ojos verdes llorando!

¡Qué de músicas celestes
se escuchan en estos lares;
murmurios de platanares
y de palomas agrestes!

Entre las monteses galas
cada cosa es una lira:
¡la tórtola que suspira
es un madrigal con alas!

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

miércoles, 31 de octubre de 2012

EL SALTO



Escena regional; urente sol de estío;
una grácil parásita cuelga su escalinata
de alas de mariposa, pájaros de escarlata,
en la florida torre del conacaste umbrío.

Tal es el escenario por el que corre el río;
el río que arboledas, cielo y frondas retrata
y que fulgura, a veces, como un listón de plata
que estuviera bordado con perlas de rocío…

Y el río va cantando con un cantar que encanta:
más al llegar al borde del abismo, no canta,
sino que imita el sordo clamor de la tormenta.

Y en su cristal, entonces, tiemblan diademas de oro,
y al despeñar – gritando- su vértigo sonoro,
un huracán de espumas a sus plantas revienta.

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

sábado, 27 de octubre de 2012

AIRES POBLANOS


Yo no sé qué gracias sugestionadoras
tienen estos pueblos de casitas blancas,
llenos de arboledas, llenos de barrancas
y muchachas frescas y madrugadoras…

Quietos pueblecitos, donde la campana
de la vieja iglesia canta de alegría
cuando tras las cumbres de la serranía,
llena de rubores ríe la mañana…

Yo no sé qué gracias llenas de candores
tienen estos pueblos plácidos y quietos
donde las abuelas duermen a sus nietos
dentro de las hamacas de los corredores…

Dulces pueblecitos donde las cigarras
cantan en los claros días abrileños,
mientras as la lumbre de amorosos leños,
ritman sus tonadas trémulas guitarras.

Plácidos rincones donde la existencia
corre mansamente, como un agua pura:
donde hasta los vientos, plenos de frescura,
llevan en sus alas notas de inocencia…

Yo no sé qué encantos sugestionadores
tienen estos pueblos, blandos como un nido
donde el dulce olvido, donde el dulce olvido,
pone un manto rosa sobre los dolores…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

viernes, 26 de octubre de 2012

LOS OJOS DE LA CRIOLLA


Unas veces es clara, y otras veces es trigueña
cual la tierra quemada por el fuego del sol…
La criolla que en los labios lleva un tenue arrebol
y en los ojos oscuros lleva un alma que sueña…

Cuando lloran las cuerdas de una triste guitarra,
se le tiñen los ojos de un color de ilusión
y el cálido pecho se le va el corazón,
cuando lloran las cuerdas de una triste guitarra…

En las pálidas horas de las noches de luna,
bajo el toldo discreto del amate sombrío,
le reflejan los ojos cual las ondas de un rio
en las pálidas horas de la noches de luna…

Cuando va los domingos a una iglesia cercana,
con sus ojos oscuros de color de aceituna,
los piropos la siguen y el amor la importuna,
cuando va los domingos a la iglesia cercana…

Cuando lloran las cuerdas de una dulce guitarra
en las pálidas horas de las noches de luna,
se entristecen sus ojos de color de aceituna,
cuando lloran las cuerdas de una dulce guitarra.


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

miércoles, 24 de octubre de 2012

LA TARDE EN EL PUEBLO


Esta tarde de enero no tiene la pureza
de aquella tarde muerta que ya echaste al olvido;
sobre la misma hierba, cansada, se ha tenido,
y enferma de recuerdos, la hermanita tristeza…

        Sin embargo es la misma transparente belleza…
El viejo campanario, y el paredón florido,
y el amate a la vera de la senda erigido
con los brazos abiertos a la humilde pobreza.

De las casas hincadas bajo de la arboleda,
la tarde está agitando sus pañuelos de seda,
y la vida en el pueblo pisa alfombras de calma.

… Y yo no quiero nada: me dejo de ser mío,
porque sobre el camino –largo como un hastío-
persiguiendo tu sombra se va toda mi alma…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas