Amaneciendo… lejos aletea
el gallo melancólico… Una franja
de suave rosicler y de naranja
se inicia sobre el cerro de la aldea…
En las turgentes lomas cabecea
la grácil arboleda de la granja
y una senda, al saltar de piedra en zanja
la hacendosa carrera bambolea…
El campo se despierta. ¡Cómo brinca
la alegría en los patios de la finca,
entre una algarabía de terneros!
Todo bajo luz de los paisajes,
cuando van despertando los boscajes
con su alegre clarín los clarineros…
Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas