sábado, 24 de noviembre de 2012

LA CRUZ



Las gentes lo vieron callado y sombrío…
Camino del río las gentes lo vieron…
Más tarde unas manos cristianas pusieron
una cruz de cedro muy cerca del río…

Era el corralero que fue en busca de ella,
y cerca del río se halló a su rival,
y como los dos la querían igual,
vino la querella…

Pobre Juan Antonio… Pobre la abuelita…
Ahora, en el rancho, non hay nadie que aguarde:
la santa abuelita se fue con la tarde…
Eran sus consejos como agua bendita…

Hoy – por el camino desolado y ancho-,
pasan en silencio las horas de invierno…
Y ronda la noche, con su duelo eterno,
como un perro negro, delante del rancho…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

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