sábado, 24 de noviembre de 2012

LA CRUZ



Las gentes lo vieron callado y sombrío…
Camino del río las gentes lo vieron…
Más tarde unas manos cristianas pusieron
una cruz de cedro muy cerca del río…

Era el corralero que fue en busca de ella,
y cerca del río se halló a su rival,
y como los dos la querían igual,
vino la querella…

Pobre Juan Antonio… Pobre la abuelita…
Ahora, en el rancho, non hay nadie que aguarde:
la santa abuelita se fue con la tarde…
Eran sus consejos como agua bendita…

Hoy – por el camino desolado y ancho-,
pasan en silencio las horas de invierno…
Y ronda la noche, con su duelo eterno,
como un perro negro, delante del rancho…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

jueves, 22 de noviembre de 2012

MADRUGADA



Amaneciendo… lejos aletea
el gallo melancólico… Una franja
de suave rosicler y de naranja
se inicia sobre el cerro de la aldea…

En las turgentes lomas cabecea
la grácil arboleda de la granja
y una senda, al saltar de piedra en zanja
la hacendosa carrera bambolea…

El campo se despierta. ¡Cómo brinca
la alegría en los patios de la finca,
entre una algarabía de terneros!

Todo bajo luz de los paisajes,
cuando van despertando los boscajes
con su alegre clarín los clarineros…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

martes, 20 de noviembre de 2012

A UN VOLCAN DE MI TIERRUCA



Sobre tu cumbre miro iluminados
los últimos rubores del poniente,
como si hicieras repentinamente
una erupción de petalos rosados…

Eres jarrón azul que tienes por
tapete la llanura en que reposas;
la mano del Señor te ha dado rosas
en las que en vez de aromas hay fulgor…

Siempre vives fingiendo a mis delirios,
mientas pasan las horas silenciosas,
si has celajes, un búcaro de rosas,
y si hay estrellas, un jarrón de lirios…

Más, cuando el fuego de tu entraña expeles,
y deshojas lumínicos botones,
 y saltan de tu boca a borbotones,
cien ríos de fantásticos claveles,

entonces finge tu belleza suma,
no un jarrón sosteniendo una corola,
sino una trágica e inmensa ola
que se corona de sangrienta espuma…

porque me asalta la visión umbría
de tu lava que campos vestiría
con un vasto jardín de flores negras…

Así te quiero: la paz, con infinitas
estrellas sobre ti, dando a mi mente
la ilusión de que has hecho de repente,
una blanca erupción de margaritas…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

domingo, 18 de noviembre de 2012

ARBOL DE FUEGO


Arbol de Fuego -  Maquilishuat

Son tan vivos los rubores
de tus flores, raro amigo,
que yo a tus flores les digo:
“corazones hechos flores”.

Y a pensar a veces llego:
si este árbol labios se hiciera…
¡ah, cuánto beso naciera
de tantos labios de fuego…!

Amigo: qué lindos trajes
te ha regalado el Señor;
te prefirió con su amor.
vistiéndote de celajes…

Qué bueno el cielo contigo,
árbol de la tierra mía…
Con el alma te bendigo,
porque me das tu poesía…

Bajo un jardín de celajes,
al verte estuve creyendo
que ya el sol se estaba hundiendo
adentro de tus ramajes…

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

viernes, 16 de noviembre de 2012

ROPA BLANCA



En el umbral del rancho está María;
las sombras de sus ojos son rivales
de esas sombras que dan los cafetales
cuando se empieza a adormecer el día…

Es muchacha que sueña y desvaría,
si se le habla del mozo de los chales,
y desgrana el maíz en delantales
y aroma con amor la cercanía…

Cuando en el río tiende ropa blanca
-junto a ala poza que la linfa estanca-
al amor de la luna del bohío,

finge la ropa blanca, desde lomas
vecinas, una banda de palomas
picoteando luceros en el río…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

miércoles, 14 de noviembre de 2012

EL RETORNO



Soporosa es la tarde. Junto al estrecho aprisco
sestean los ganados. La vaca, zahareña,
muge tranquilamente, mientras sopla la peña,
la agridulce nariz del buen ternero arisco…

Colúmbrase, entre zarzas, el caldeado risco
tras el que da el amate su nota lugareña.
Un ponentino sol, indeciso diseña
sobre el nácar del cielo, su ensangrentado disco.

En el largo camino polvoroso y solitario
se esparce largamente la voz del campanario.
Y el murmullo del bosque y el rebramar del toro.

Y al nativo regazo de las silvestres chozas
retornan de la fuente las insinuantes mozas
desgranando en el aire sus cantilenas de oro.

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

lunes, 12 de noviembre de 2012

AL ENTREABRIRSE LA FLOR DEL COYOL



Siento una vaga ternura infantil
cuando al frescor de las humadas huertas
sus indecibles plegarias inciertas
lloran las dulces cigarras de abril.

Trémulos llantos que el aura sutil
lleva en sus alas, igual que a hojas muertas
hacia las blandas llanuras abiertas
bajo los cielos de rosa y de añil…

¡Oh!, las cantoras del riente bohío,
que sus ternezas aduermen al río
al entreabrirse la flor del coyol…

Y en sus cantares suspiran y lloran
entre los claros boscajes que doran
las melancólicas puestas del sol…


Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

sábado, 10 de noviembre de 2012

LUNA EN EL RANCHO




       Vagar, soñando versos, en el silentes caminos,
con la dorada lluvia del sol sobre tu frente;
y en un tronco sentados, mirarme largamente
en las dormidas aguas de tus ojos hialinos…

“Y qué linda”, dijeran al verte, campesinos
de esos que con sus vacas van buscando una fuente,
y yo: “Sus ojos mira, miran más dulcemente
que dos estrellas blancas en cielos vespertinos”,

Y tú te sonreirías sin vanidad ninguna;
después en nuestro rancho se entraría la luna
y ladraría al vernos, el perro blanco y fiel…

Como el café maduro fuera tu boca, mía,
y en el rancho con luna, mi boca bebería
en la flor de tus labios, un “te quiero” de miel.

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

jueves, 1 de noviembre de 2012

PLOMBAGINA



Claroscuro, ¡canta el río!
¿Cómo viene tan jugando?
¡Y las hojas con rocío
son ojos verdes llorando!

¡Qué de músicas celestes
se escuchan en estos lares;
murmurios de platanares
y de palomas agrestes!

Entre las monteses galas
cada cosa es una lira:
¡la tórtola que suspira
es un madrigal con alas!

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas

miércoles, 31 de octubre de 2012

EL SALTO



Escena regional; urente sol de estío;
una grácil parásita cuelga su escalinata
de alas de mariposa, pájaros de escarlata,
en la florida torre del conacaste umbrío.

Tal es el escenario por el que corre el río;
el río que arboledas, cielo y frondas retrata
y que fulgura, a veces, como un listón de plata
que estuviera bordado con perlas de rocío…

Y el río va cantando con un cantar que encanta:
más al llegar al borde del abismo, no canta,
sino que imita el sordo clamor de la tormenta.

Y en su cristal, entonces, tiemblan diademas de oro,
y al despeñar – gritando- su vértigo sonoro,
un huracán de espumas a sus plantas revienta.

Alfredo Espino – Jícaras Tristes: Casucas