¡Qué encanto el de la vida, si los
natales vientos
en sus ligeras alas traen ecos perdidos
de músicas de arroyos y música de nidos,
como mansos preludios de blandos instrumentos!
¡Qué encanto el de la vida, si al
amor de bohío,
y entre un intenso aroma de lirios y
albahacas,
miramos los corrales donde mugen las vacas
y oímos las estrofas del murmurante rio…!
El terruño es la fuente de las
inspiraciones:
¡A qué buscar la dicha en suelos extranjeros,
si tenemos diciembres cuajados de luceros,
si tenemos octubres preñados de ilusiones!
No
del Pagano Monte la musa inspiradora
desciende a las estancias de pálidos poetas:
es nuestra musa autóctona que habita en las
glorietas
de púrpura y de nácar, donde muere la aurora.
Es
nuestra indiana musa que, desde su cabaña,
desciende coronada de plumas de quetzales
a inspirarnos sencillos y tiernos madrigales,
olorosos a selva y a flores de montaña.
Vamos,
pues a soñar bajo tibios aleros
de naranjos en flor… cabe los manantiales:
octubre nos regala sus rosas y vesperales;
diciembre las miríadas de todos sus luceros.
- Alfredo Espino: Jicaras Tristes - Casucas
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